Voyager 1, la sonda más distante, está mandando datos extraños
La Voyager 1 se lanzó en 1977, y ahora el objeto más distante de la humanidad está transmitiendo datos que no tienen sentido.

La Voyager 1 está a casi 23.300 millones de km de la Tierra y continúa alejándose del sistema solar a unos 61.500 km por hora. Pero los ingenieros de la NASA que trabajan en la nave espacial de 44 años están incómodos con el sistema de control y articulación de la sonda. Están generando datos que parecen ser completamente aleatorios.

“Un misterio como este es normal en esta etapa de la misión Voyager”, dijo Suzanne Dodd, gerente de proyecto de Voyager 1 y 2 para el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California, en un comunicado de la NASA.

La Voyager 1 ha estado en el espacio interestelar durante casi 10 años. Sorprendentemente, la nave espacial continúa enviando datos a la Tierra, pero sus datos de telemetría más recientes no son válidos; según la NASA, los datos simplemente no coinciden con la posición y las condiciones reales de la Voyager 1.

El equipo de la Voyager continúa examinando los datos extraños del sistema de control y articulación de inclinación (AACS); no están seguros de si el problema proviene directamente de ese sistema o de otra parte de la nave espacial.

“Estas naves espaciales tienen casi 45 años, mucho más de lo que anticiparon los planificadores de la misión. También estamos en el espacio interestelar, un entorno de alta radiación en el que ninguna nave espacial ha volado antes”, agregó Dodd. “Hay grandes desafíos para el equipo de ingeniería. Pero creo que si hay una forma de resolver este problema con AACS, nuestro equipo la encontrará”.

El hecho de que las naves espaciales Voyager sean viejas no significa que no sean útiles. Los datos de las sondas revelaron un fenómeno previamente desconocido del medio interestelar, y la Voyager 1 detectó recientemente oscilaciones en el plasma del espacio profundo.

Es posible que la fuente de las lecturas de datos incomprensibles no quede identificada, y los ingenieros de la NASA simplemente aprendan a vivir con esta peculiaridad. El problema no afecta a ninguno de los instrumentos científicos de la Voyager 1, que permanecen operativos 44 años después.
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