Según informa el medio de comunicación France Bleu, un padre de la ciudad francesa de Messanges adquirió un inhibidor para dejar sin internet a sus hijos. El objetivo no era otro que no se conectasen por la noche y se fuesen a dormir, pero lo que sucedió es que afectó a la conexión de Internet y redes móviles de dos municipios.
Ahora este padre se enfrenta a seis meses de cárcel y una multa de 30.000 euros por dicha interrupción de señal. Además, este tipo de bloqueadores son ilegales en Francia y otros países.
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Lo que sucedió es que tras las quejas de los vecinos, un operador de telefonía móvil llamó a la "Agence Nationale des Fréquences" (ANFR), que regula las transmisiones, sobre esta perturbación y el bloqueo de la señal lo que llevó a abrir una investigación.
Después los técnicos del ANFR se presentaron en la casa de este padre en un vehículo con un laboratorio móvil, y ahora se enfrenta incluso a penas de prisión.
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